Este libro lo compré porque lo escribió Saint-Exupery, mi escritor favorito, pero yo era muy joven y el libro muy grueso y, la verdad, me daba un poco de miedo y pereza a la vez, hasta un día que decidí abrirlo y comenzar a leerlo. Al principio no entendía nada, era como si el autor hubiera plasmado sus ideas y vivencias de forma anárquica, sin orden ninguno y, sobre todo, sin explicación ninguna, como es habitual en él. Así que leía unas cuantas páginas y lo dejaba.
Pero siempre estaba ahí, y un día decidí que podría hacerlo, que podría leerlo y entonces, poco a poco, fui entrando en esa ciudadela que no es otra que el cuerpo de Antoine. Que delicia leerle, estar con él, caminar con él y entrar en su mundo.
Se podría decir que es un libro donde se condensan todos sus pensamientos, donde cada palabra tiene un significado, donde cada nueva lectura nos descubre algo nuevo y donde nos quedaremos de repente solos, ya que debo anticiparos que es un libro "inconcluso", lo estaba escribiendo cuando desapareció, o emigró con unos pájaros silvestres. Sin embargo, también os adelanto, que para mí, el libro no podría tener un final mejor.
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