Primer libro de Annabel que leo, es una joven filóloga inglesa que voy a seguir de cerca. Este libro desprende tanta delicadeza y amor que es una delicia leerlo.
Escrito en la primera persona de un niño de 9 años que ve cómo su mundo conocido y seguro se va desmoronando y cómo, con la confianza y la ingenuidad de la infancia intenta volver a pegar una a una sus piezas.
Trata temas muy actuales desde una perspectiva nueva, la infantil, por tanto, despojada de lamentos, dramas y sobre todo, de rendición.
Precioso libro que recomiendo.
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